El Futbol nos une, cada vez más escuelas de futbol en Manzanillo…

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La Panga

Por: Mayahuel Hurtado Ortiz

Ayer en hogares, restaurantes, casinos y algunos lugares que venden bebidas en diferentes puntos de la entidad, contaron con la presencia de los fanáticos y aficionados al deporte que nos une mundialmente, me refiero amable lector, lectora al futbol.

Manzanillo estuvo silencioso mientras el clásico de la sultana del norte se desarrollaba y es que aunque en el estado de Colima no contemos con un equipo de primera división, se cuentan por miles los que son aficionados y también quienes lo practican.

Pero es en el puerto donde se ha registrado un incremento de las escuelas filiales de futbol de equipos como Chivas, León, Pachuca, Pumas, Atlas entre otras; en donde miles de niños y adolescentes practican este deporte que ya tiene una agenda de actividades muy activa, que incluso los hace viajar a municipios del estado vecino de Jalisco o acudir a campeonatos nacionales a la ciudad de León en donde el equipo reunirá a los talentos de Manzanillo y Colima para que vayan adquiriendo un nivel más competitivo.

La historia nos dice que en Colima hemos tenido equipos profesionales que han sido exitosos. Por ejemplo en la temporada 1977 -78 del futbol de la segunda división profesional, los Jaguares de Colima, que eran filial de los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara, llegaron a la liguilla como los grandes favoritos y perdieron en las semifinales ante los Atletas Campesinos, en lo que es considerado la tarde triste del fútbol colimense.

Y en la tercera división profesional los Loros de la Universidad de Colima también tuvieron mala suerte, pues perdieron dos finales, una de ellas, en el estadio López Mateos de Manzanillo a principios de la décadas de los ochentas ante el San Mateo del Estado de México. Y unos años después también volvieron a perder en la final ante otro equipo del Edomex, el Ecatepec, en un juego celebrado en Colima..

Sin embargo el momento más glorioso del deporte colimense fue en el año 1984, cuando un combinado de Tecos y Pumas enfrentaron al Atlético de Madrid que traía como su estrella a Hugo Sánchez, en la inauguración del Estadio Colima. Por parte del combinado mexicano había jugadores de la talla de Ricardo “Tuca” Ferreti, Mario Oscar Maldonado, Manuel Negrete, Félix Cruz, Manuel Servín, Olaf Heredia, y del equipo español además de Hugo estaba en esa alineación Roberto López Ufarte, Julio Prieto y Luis Mario Cabrieñas.

Pero qué es el fútbol?, ¿qué magia tiene?, ¿por qué los niños construyen sus estadios imaginarios en las escuelas, en las calles, en los espacios deportivos? Nada es más satisfactorio que ver a un niño descargar el alma corriendo atrás de un balón o celebrando una anotación. Es el deporte que puede hacer que los jóvenes dejen un dispositivo electrónico, convivan con los muchachos de la cuadra y tengan como adversarios deportivos a los jóvenes de otros barrios, es la clave para alejarlos del problema de las adicciones y sobre todo es el puente para comunicarlos y unirlos a sus familias.

Comparto con usted, lector, lectora, la siguiente reflexión: “El famoso dramaturgo Jean Hippolyte Giraudoux ha dicho que “El deporte delega en el cuerpo algunas de las virtudes más fuertes del alma: la energía, la audacia, la paciencia”. Y en mi concepto, muchas otras más como la disciplina, el sentido participativo de equipo, la constancia, la perseverancia, ¡Uff!.. De tal manera que creo en el deporte como un magnifico auxiliar en el perfeccionamiento del ser humano.

Pero en una ocasión le pregunté a un árbitro de futbol tan grandioso como modesto, ¿Qué es el futbol? Y adoptando una postura reflexiva me dijo: Todos creen que el futbol es un deporte y tienen razón, pero es mucho más que eso, es un fenómeno social que alrededor de un balón congrega treinta y ocho jugadores y a sus familias ampliadas.

Me desconcertó la respuesta pero viendo todo lo que está pasando ahora creo que ese modesto árbitro tenía razón, el futbol es un grandioso fenómeno social mucho más que un deporte que congrega a su alrededor, según dicen, más de cinco mil millones de personas en todo el planeta y que tiene importantes implicaciones económicas en todos los ámbitos de la actividad humana productiva. Es uno de los negocios mundiales más grandes de la actualidad, pero, además, es la distracción favorita de la gente.

Por eso me sorprenden algunas actitudes de ciudadanos que se deprimen profundamente cuando la selección mexicana no pasa a los cuartos de final en las copas del mundo(…) México fue eliminado de la justa mundialista pasada cuando perdimos ante Holanda ¿Y…? ¿Cuál es el problema? ¿Qué perdemos los mexicanos con que nuestra selección haya sido eliminada? ¡Nada! Y ¿qué ganaríamos los mexicanos si nuestra selección hubiera ganado el partido contra Holanda? ¡Nada! Ganen o pierdan sus equipos los pueblos de la tierra no ganan ni pierden nada. Esa es la pura verdad. Y, sin embargo, el espectáculo mundial debe continuar hasta su total culminación para comenzar nuevamente con las eliminatorias que estallarán en la euforia popular dentro de otros cuatro años y así indefinidamente.

Pero aunque ya vimos que preponderantemente el futbol es un fenómeno social de múltiples facetas, no deja de ser un deporte que entusiasma a nuestros jóvenes y a otros ya no tan jóvenes y los impulsa a correr y correr incansablemente tras un balón, y eso es precisamente lo importante, porque el correr es muy sano para todos, la preparación física es muy básica para mantener un estado de salud personal aceptable y para lograr el objetivo socrático de poseer una mente sana en un cuerpo sano. Y si ese correr y correr, entrenar y entrenar, practicar y practicar lo multiplican ustedes por millones de seres humanos fanáticos del futbol, entonces tenemos que ese fenómeno social/deporte se convierte en un instrumento de salud pública de primer orden(…)

Hasta ahí la reflexión. Tenemos en los patios de las escuelas durante el recreo, en las unidades deportivas, en las canchas improvisadas en terrenos baldíos, en las porterías hechas con piedras en las calles, en los campos de fútbol de una liga, la llave no solamente para tener jóvenes más sanos, sino también, para tener familias más unidas y por consecuencia una mejor sociedad.