Disculpe las molestias…

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Mauricio Castillo

Cuando le digo que le deseo un buen fin de semana, me lo tiene que creer fervientemente. Para el momento en que usted lea esta columna, existe una alta posibilidad de que nuestra querida Ciudad de México esté de cabeza, junto a algunas de las zonas conurbadas más pobladas que la ahogan, como Ciudad Satélite, Ciudad Neza, y hasta el municipio de Huixquilucan.

Al regreso de mi viaje de Querétaro donde me tocó dar mi plática motivacional, me encontré de regreso a mi ciudad con la motivación para escribir la columna de hoy. Primero aclaro que regresé al DF en mi propio vehículo y me doy cuenta que por más tiempo que pase, nuestras carreteras quizá crezcan numéricamente en el país, pero el deterioro de las existentes es cada vez más evidente. No recuerdo haber viajado a Querétaro, o a Morelia, o a Puebla, en los últimos 10 años, sin que en algún trayecto de los caminos nos hayan desviado en algún momento con los correspondientes conos naranjas y las señales de “Disculpe las molestias, pero estamos trabajando para que bla, bla, bla…”.

Sueño con el día en que pueda yo viajar a cualquiera de estos destinos carreteros sin ser desviado por alguna reparación. Pero me doy cuenta que las carreteras son sólo signo inequívoco de cómo se encuentra nuestro país. Efectivamente, siempre están en reparación. Y el problema en este caso no es federal o estatal o municipal o del gobierno local de nuestra ciudad en nuestro caso. El problema es general. En mi trayecto encuentro tramos en excelentes condiciones y otros para llorar. De pronto pienso que no me extraña tanto la cantidad de accidentes, de los que escuchamos todos los días en las noticias.

Pero el problema empeora cuando nos acercamos a la gran ciudad. Ciudad Satélite ahora es un caos. Están construyendo el sentido contrario del segundo piso, que conectará a su similar en el DF. De acuerdo, nuestros impuestos están trabajando. Todo sea por el bien de la salud de toooooda la zona conurbada. Pero creo que han olvidado algo. Los segundos pisos han quedado hermosos y han sido muy eficientes… hasta ahora. En los tramos más nuevos es necesario pagar.

El problema acá es que se han olvidado por completo de los primeros pisos. Nuestro periférico por abajo, está peor que nunca y además nadie lo controla. Ahí podemos ver desde camiones de doble remolque circulando sin ninguna restricción, hasta ambulantes solitarios arriesgando la vida a cambio de cacahuates de 10 pesos. Sumemos ahora a todos aquellos que no están de acuerdo con las nuevas disposiciones del Hoy No Circula, me incluyo, y que tienen derecho a manifestarse aunque pongan a la ciudad de cabeza nuevamente. Señor Mancera y señor Ávila; disculpen la molestia, pero ¿no creen que es tiempo de proponer soluciones a estos problemas en lugar de sólo aparecer en la televisión? Mandamos de paso un saludo a nuestro Secretario de Comunicaciones para que por un momento deje las negociaciones de la reforma de telecomunicaciones, que es muy importante, y se ponga a reparar carreteras, que buena falta les hace. Si a alguien no le gustó lo que escribí… disculpe las molestias.