Desconsuelo ante la injusticia

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A decir verdad

Por: Yaret Ramos Vallett

Hoy no he leído ni escuchado protestas en contra de la ola de violencia que aqueja a Colima, las redes sociales y los medios de comunicación están infestados de propuestas y promesas de campaña que quién sabe si se cumplirán, y nadie habla acerca del artero crimen que sucedió este martes 15 de mayo por la tarde.

¿Nadie protesta ni dice un basta ya? ¿Es porque no se trata de un funcionario de gobierno, un empresario, un periodista o un promotor cultural? ¿No se exige igual justicia para todos los inocentes que han muerto a manos del crimen organizado? ¿Qué requisito es necesario para que a una familia colimense se le haga justicia por haber perdido a su esposa y madre, trabajadora, honrada que solo estaba en “el lugar equivocado a la hora equivocada”? ¿Ningún candidato federal o estatal dirá nada sobre esta ola de violencia que se ha acrecentado en todo el estado y en el país entero?

Blanca, una de mis mejores amigas, esposa y madre ejemplar, mujer honrada, trabajadora, luchona, fuerte, tenaz y con un sinnúmero de cualidades, pero sobre todo inocente, fue asesinada mientras estaba trabajando en un restaurante. Fue a ganar un sueldo para apoyar al sostén de su familia y ya no regresó a su casa, ahora forma parte de las estadísticas de lo que se conoce como “daños colaterales” ¿Es justo que solo quede como un número más?

A decir verdad, jamás te imaginas que te tocará a ti ese daño colateral (eufemismo utilizado para referirse a cuando alguien inocente muere durante una guerra), es tal la impotencia y el dolor cuando te das cuenta de que ya no volverás a ver a esa persona, porque le arrebataron la vida violentamente en un hecho al que no le encuentras explicación, que nada te consuela.

Vine a Colima hace 15 años huyendo de la inseguridad que aquejaba a la Ciudad de México en ese entonces, con el paso de los años he visto como la descomposición social ha alcanzado a este bello estado que me recibió con los brazos abiertos, y ya no es un lugar seguro para vivir. Ya no puedes salir a realizar tus actividades normalmente porque no sabes si regresarás a tu casa. Cuando llegué a Colima creí que este era el lugar perfecto para retirarme, ahora lo dudo.

Amiga querida me duele sobremanera tu partida tan abrupta e injusta, nada ni nadie llenará el vacío que dejas en mí, en la vida de tu hijo, de tu esposo, de toda tu familia y de las tantas amistades que cultivaste. Sin embargo, creo en las promesas de Dios y sé que pronto te volveré a ver.

Los abrazo Jony y Chava.

“Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; cuando domina el malvado, el pueblo gime”.

Proverbios 29:2