CULTURALIA*

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FELIPE DE JESÚS, MITO Y TRASCENDENCIA

“El día de la muerte de Felipe,

una higuera marchita reverdeció.

En cierta ocasión su nana, harta de las travesuras de Felipe,

dijo “¡Ay Felipe! Esta higuera reverdecerá, el día que tú seas santo”.

Leyenda virreinal.

Por: Noé Guerra Pimentel

Corría el año de 1572 en aquella ciudad capital del virreinato español de la Nueva España, cuando como la mayoría de los criollos españoles cobijado por la santa madre iglesia católica, apostólica y romana, vio su primera luz en esta tierra el hijo único del próspero empresario platero Alonso de las Casas y de su esposa Antonia Martines (sic), era Felipe de Jesús, un personaje que vivió una infancia desahogada y que aunque breve llevó una juventud disipada para a la postre, ya fallecido, resultar electo, sí electo mediante votación secreta del Cabildo municipal como “santo patrono de la Villa de Colima, para proteger a sus vecinos contra los incendios y temblores”, y después primer beato originario de la Nueva España, lo que siglos más tarde lo convirtió en uno de los primeros santos canonizados de lo que es hoy nuestro país, según obra y gracia de sus méritos de vida.

Se afirma que Felipe de Jesús a los 16 años de edad se separó de la familia para iniciar su noviciado en Puebla, en el convento de Santa Bárbara, mismo que abandonó sin haber profesado para regresar a su hogar olvidando los hábitos, tratar de aprender el negocio y dedicarse a él, intento en el que tampoco se logró optando por alejarse de la familia en un tiempo en el que, hay que recordarlo, llegar a los 15 años como se decía: sin oficio ni beneficio, no solo no era bien visto, sino que era reprobado por la sociedad y más por la clase a la que pertenecía el inquieto muchacho de linaje y alta alcurnia, como Felipe de Jesús de las Casas Martines, representado después como el proclamado benefactor contra incendios y temblores en la original Villa de Colima, donde pasados más de cuatro siglos de haber perecido en Japón, ha llegado hasta nuestros días como ejemplo de la sobrevivencia que al naufragio del olvido suele imponer el tiempo.

Venerado en tres parroquias de la diócesis de Colima, a saber la Catedral Basílica Menor, el Templo del Sagrario, conocido como el Beaterio que lo tiene como Santo Patrono; igual que el Templo principal de Villa de Álvarez, dedicado también a su memoria, es, sin lugar a dudas en ese sentido, el santo más favorecido por la comunidad católica de la región, solo después de otras representaciones como la de la “Virgen de Guadalupe” en la Catedral, Armería y Comala; y, “el Señor de la Expiración” en el Rancho de Villa, lo que además se evidencia con las rumbosas fiestas que durante dos semanas en su honor involucran activamente de manera profana y religiosa, más lo primero que lo segundo, a las autoridades y gente de las dos cabeceras municipales más habitadas de la más importante zona conurbada del Estado, la de Colima y Villa de Álvarez.

Protector contra incendios y temblores, según fue la nominación del ya mártir Felipe de Jesús, lo que en los hechos poco o nada ha valido pues lo más temible para aquellos colimotes de antaño como para nosotros de ahora, dada la zona que habitamos, salvo los incendios que se erradicaron con los cambios de hábitos en el uso de combustibles y técnicas de construcción, los terremotos o temblores han continuado, quizá con menor periodicidad entre sí y con mayor intensidad, por igual nos siguen atemorizando por los saldos de muerte y desastre con lo que suelen acontecer.

Pero ¿Qué más nos han dicho de este personaje? Bueno, pues según Alonso, el padre de Felipe, lo envió a Manila en Filipinas, dominio español, donde el muchacho encontró una vida que lo deslumbró y sin más se involucró en ella, no obstante y dados los excesos reconsideró su actitud. Ante el ofrecimiento de ordenarse sacerdote en México, Felipe se embarcó con otros frailes entre una veintena más que hacían la tripulación de aquella nave que en alta mar, víctima de una fuerte tormenta se desvió hacia las costas de Japón, donde ya se encontraban establecidos otros evangelizadores, lo que en principio les había sido permitido, pero que coincidiendo con un decreto a la llegada de los náufragos derivó en una persecución del gobernante local en su contra. Felipe de Jesús, como náufrago recién llegado y al no estar enlistado en el padrón de presuntos sediciosos, pudo haber evitado las fatales consecuencias, pero solidario optó por la misma suerte de los cristianos indiciados.

Se dice que todos fueron llevados en ocho carretelas en procesión por varias ciudades desde Kioto para a su paso por diversos pueblos ser vejados y vilipendiados a la vez que iban encadenados y torturados, desorejados para escarmiento, hasta que luego del penoso trayecto de treinta días transitando prisioneros y a la intemperie por caminos escabrosos y gélidos trayectos en Nagasaki, tanto franciscanos como jesuitas y varios laicos japoneses junto con él, fueron crucificados colgando de argollas de acero por sus extremidades y el cuello. Viendo que a diferencia de los otros Felipe de Jesús se resistía a la muerte, sus verdugos lo lancearon por los costados atravesándole el corazón.

Tenía 25 años de edad el 5 de febrero de 1597, mañana domingo hará 420 años, y aunque con sus compañeros fue beatificado el 14 de septiembre de 1627, acá en la Villa de Colima fue “elegido por Patrón y Abogado al Glorioso Santo Mártir San Felipe de Jesús para temblores y fuegos” desde el 27 de agosto de 1668, por cierto antes de ser canonizado el 8 de junio de 1862, para convertirse en el primer santo novohispano. En esta capital es el protector contra “incendios y temblores”. Su veneración incluye una misa anual el 5 de febrero y la renovación del juramento, lo que de hace siete décadas para acá se realiza en el coso de la “petatera”, con lo que dan inicio los festejos Charro-taurinas que se realizan en su honor y que habiendo tenido su origen en la Villa de Colima hace 349 años, paulatinamente fueron adoptados por los vecinos de Villa de Álvarez.

*En su retiro con mi admiración y respeto para don Desiderio Contreras Tene (a) Pajarito. Mayordomo (1998-2017) de la emblemática y tradicional plaza de toros La Petatera de Villa de Álvarez.