CRÍMENES CONTRA MUJERES

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana

México sufre una gran ola de violencia que no reconoce límites. No sirven las leyes, las policías, las guardias, las instituciones para contenerla. Vivimos hoy en la selva misma, sin protección y en varias regiones de México ser mujer es un verdadero peligro. Tienen miedo de salir a la calle, están asustadas y con justa razón pues por cualquier  motivo son violadas y asesinadas.

Qué desgracia para México parir tantos asesinos, a gente inhumana y violenta que quita la vida a otros con suma tranquilidad y sin arrepentimiento. Hay fosas por todos lados, acuchillamientos, ejecuciones a plena luz del día, linchamientos de supuestos delincuentes, mujeres descuartizadas y previamente violadas sexualmente; nuestras cárceles, pudriéndose por dentro,  son hoy universidades del crimen donde se ofrecen maestrías y doctorados en delincuencia. El crimen es la realidad de México. 

Se supone que las mujeres corren mayor peligro en las zonas suburbanas, ahí donde no hay servicios de electricidad ni vigilancia, donde no hay señales de progreso, pero ¿ qué  cree usted ?,  son el lugar donde habitan, sus hogares, donde están más inseguras y resulta el lugar más peligroso para ellas,  según un estudio de Naciones Unidas que determinó que el número de mujeres asesinadas por una pareja o familiar está subiendo a nivel global.

Efectivamente, unas 50 mil mujeres murieron en todo el mundo el año pasado a manos de una pareja, ex pareja o familiar, lo que equivale a 137 por día o seis por hora, puntualizó la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). “Aunque la vasta mayoría de víctimas de homicidio son hombres, las mujeres siguen pagando el precio más alto como resultado de la desigualdad de género, la discriminación y los estereotipos negativos”, comentó uno de sus altos ejecutivos.

Pese a campañas de alto perfil e impacto  como #MeToo, en que las mujeres denunciaron públicamente el acoso sexual, aún tienen una probabilidad mucho más alta que los hombres de ser asesinadas por su pareja o miembros de su familia. Muchas mujeres fueron asesinadas por parejas abusivas, y otras más  fueron víctimas de las denominadas matanzas para salvaguardar el honor o disputas por dotes, agregó. Las muertes a manos de parejas o familiares a menudo no son producto de ataques únicos, sino la culminación de abusos domésticos previos, según el reporte.

Estos impactantes hallazgos demuestran las consecuencias devastadoras de la desigualdad de género que perpetúa la violencia contra la mujer. El reporte de la ONU llama a realizar más acciones para combatir la violencia basada en el género, incluyendo una mayor coordinación entre la policía, los médicos y los servicios sociales, además de trabajos para asegurar servicios de respaldo especializados, donde estén disponibles, para mujeres en riesgo. Se necesitan gobernantes más comprometidos con políticas públicas protectoras, no simuladores. 

Los hombres también deberían estar involucrados en programas para combatir normas dañinas de género desde la educación en la infancia temprana en adelante. Las mujeres deben ser valoradas desde los mismos hogares, no ser sujetos de segunda para padres machistas, ignorantes e irresponsables. El desprecio hacia ellas nace precisamente ahí, en los hogares, lugar donde debiera ocurrir lo contrario: hacerle ver a los hijos varones que sus hermanas son hijas del mismo Dios, que son reinas en el santuario divino,  personas a las que deben respetarse y quererse. Los padres no deben permitir que ahí, en los hogares,  se genere desamor, desigualdad, violencia subliminal o desprecio.

Esa violencia, que a menudo se convierte en crimen,  debe ser combatida desde el lugar donde se produce, o sea, en los hogares. Ha de promoverse la educación de los padres; si es necesario que el Estado haga acto de presencia en cada hogar debe hacerlo mediante programas de apoyo y promoción de valores  en todos los territorios.  Con educación. En México es muy difícil lograr que la gente estudie cuando no tiene deseos de hacerlo, esto me consta, pero han de buscarse incentivos o dar becas, ahora que dan muchas, ( así como se otorgan a los académicos ) incluso a los padres que no tienen educación básica para que lo hagan y tengan más nociones para guiar a sus familias.

No deben  permitirse más crímenes contra las mujeres, es una ofensa contra el mismo Dios que la constituyó co- creadora de vida y por ello comparte la gracia divina. Tenemos que progresar como sociedad e impedir que el instinto asesino siga predominando en las relaciones sociales. No habrá recurso público  mejor gastado que el destinado a tener una patria más libre, justa y digna con protección total a las mujeres.