Cerebro, diseñado para la felicidad, no para el sufrimiento: Experto

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*Santiago Restrepo, experto en Neurociencias Cognitivas, impartió conferencia en la UdeC.

Redacción|CN COLIMANOTICIAS

Colima, Col.-   El doctor en Neurociencias Cognitivas Aplicadas, Santiago Iván Restrepo, originario de Colombia, y quien estuvo en la Facultad de Psicología de la Universidad de Colima en días pasados, afirmó en conferencia que “el cerebro está diseñado para la felicidad y biológicamente no tenemos estructuras de sufrimiento. Lo que sentimos como dolor es el desequilibrio entre el estímulo sensorial y la percepción”.

Dentro del cerebro, dijo el experto, “existe una estructura cerebral llamada sistema de recompensas, la cual conforman el Núcleo Accumbens (NAc), el área tegmental-ventral (ATV) y las vías dopaminérgicas. Por lo tanto, nadie tiene excusa para no ser feliz con esta biología en buen funcionamiento”, según reveló.

Este experto en gestión humana y psicología organizacional, dictó la conferencia: “Neurofelicidad, las neurociencias detrás de la felicidad” ante un pequeño grupo de estudiantes de la Facultad de Psicología.

El investigador señaló que el dolor no es parte del sistema nervioso y su sensación no está dada para todos igual, sino marcada por la diferencia sensorial y la experiencia previa.

Dijo que los seres humanos, según los últimos hallazgos, “estamos formados por moléculas dispersadas durante el Big Bang, pero también somos seres biológicos con constructos psicológicos, incorporaciones sociales y espiritualidad o trascendencia, lo que nos hace también seres extraordinarios”.

Habló de múltiples aspectos del cerebro, de la vida cotidiana, las bondades de la plasticidad cerebral, de cómo las sinapsis cambian con el proceso de aprendizaje y cómo el aprendizaje y la memoria cambian el cerebro a nivel físico-químico.

Santiago Restrepo dijo a los asistentes que el cerebro alcanza su madurez a los 30 años y empieza a envejecer, y que para retrasar la vejez del cerebro y posponer la llegada de enfermedades como el Parkinson, Alzheimer o la demencia senil, hay que hacer varias actividades.

“Unas de ellas es comer menos para así potenciar una función cerebral llamada neurogénesis, que sucede en el hipocampo y se encarga del aprendizaje y la memoria. Si comemos de más, aumenta el estrés oxidativo”, afirmó.

De lo que comemos, puntualizó Restrepo, “se nutren” los cuatro neurotransmisores más importantes para la memoria: concentración, aprendizaje, energía y felicidad, los cuales son: acetilcolina, noradrenalina, serotonina y dopamina, con funciones importantes como la memoria, el ánimo, la inmunidad, el impulso sexual, la longevidad y el sueño, todas las cuales obtenemos de ciertos alimentos”.

También señaló que el bajo nivel de azúcar en la sangre es perjudicial porque corta la fuente de energía en los centros de las neuronas y pueden lesionarse o morir. Asimismo, el ejercicio físico moderado optimiza la eficacia de las neuronas y mantiene un aporte adecuado de vascularización cerebral.

El experto recomendó a estudiantes y docentes presentes en la charla lo siguiente: ejercicio mental diario, respiración abdominal, evitar la rutina y el estrés crónico, no fumar, tener nuevas experiencias y estímulos sensoriales, y vivir acompañado en relaciones armónicas.

Detalló que dormir bien y en oscuridad estimula a la glándula pineal para generar la melatonina, un antioxidante que frena el deterioro causado por el envejecimiento; “no dormir lo suficiente lleva a la degeneración neuronal y tratar de ponerse al día con la deuda de sueño en fines de semana no detendría ese deterioro”, dijo.

Además, advirtió que las personas con problemas crónicos del sueño podrían desarrollar Alzheimer antes que aquellos que duermen bien.

Por último, recordó a los asistentes que las emociones dan vida: “Las ilusiones, motivación y emociones nos empujan a tener ganas de vivir. La gratitud es un gran gesto humano que une a quien agradece y a quien recibe el agradecimiento. La vejez es un tiempo sano para agradecer, dar, crear nuevos vínculos y dejar atrás antiguos lazos que generaban angustias y pesares”.