Canoas, de las riquezas que tiene Manzanillo al resguardo de su gente

0

José Luis Cobián|CN COLIMANOTICIAS

Manzanillo, Col.- Con el objetivo de resaltar nuestra grandeza natural partí con unos amigos, entre ellos Susana Zepeda, originaria del lugar y nuestra guía, rumbo a Canoas; no obstante, resulta difícil poder describir en palabras y unas cuántas gráficas este bello lugar por su riqueza.

El primer encuentro con Canoas fue en “Los Pinitos”, localizado antes de llegar al poblado, aproximadamente a 3 minutos. En este lugar se cuenta con un criadero de tilapia que pueden cocinarles en el restaurante mientras disfruta de las vistas panorámicas, como las montañas que simulan a un hombre dormido, del que se dice por generaciones que cuando las nubes se posan sobre su nariz es indicador de que las lluvias serán intensas.

Ahí encontraremos también la laguna que es alimentada por el río de Canoas; la orilla, cuentan los lugareños, tiene aproximadamente 4 metros de profundidad y adentrándose puede alcanzar los 15 metros, y en temporada de lluvias aumenta considerablemente.

Continuando el recorrido llegamos a la entrada principal, donde nos encontramos con los árboles de arrayanes, unas bolitas cuyo sabor, color y forma son algo parecido a las guayabillas, sólo de mayor volumen, por la que la osada Susana, con singular destreza, subió para cortar algunos racimos a fin de probarlos. Observamos que algunas ramas gruesas de los árboles estaban rotas, según nos explicó Susana, es a causa de los visitantes que no tienen el cuidado al cortar el fruto, lo que es lamentable porque tardan hasta 6 años en volver a darlo.

Seguimos adelante hasta llegar al kiosco y la Iglesia, bellas construcciones hechas de piedra; recorrimos el camino pintoresco entre casas, vegetación, hasta llegar con la familia Zepeda Ruiz, que nos invitó a desayunar un sabroso caldito de pollo y una carnita de puerco en salsa roja, acompañados con tortillas hechas a mano y un delicioso café de la cosecha familiar. El arte de Fátima en la cocina y el café de José, son aromas y sabores que se recrean hasta alcanzar proporciones cósmicas.

Después de desayunar nos dirigimos a explorar el hábitat, nos adentramos a las huertas de la familia, cortamos naranjas, tambuchis, un fruto con el que se puede preparar agua mientras las hojas cocidas las recomiendan para bajar los niveles de azúcar; así pues nos encontramos con el chayote amarillo, el tepejilote, que se recomiendan asaditos con limón y sal, de las hojas de esta palma se hacen escobas; el zacate limón, un arbusto que en té sirve como relajante; el camote de papa, que se extrae de la tierra, se da en forma de bola casi del tamaño de una sandía; el árbol de chico de sabor dulce; camote de jengibre, se recomienda para bajar los niveles de colesterol y ayuda a la memoria; Guayaba extranjera de sabor dulce; el plátano morado; árbol de chicle, sólo se necesita hacer una pequeña incisión en su tronco o alguna de sus ramas para que emerjan gotas que al contacto con el ambiente se forma goma de mascar. Vale la pena decir que estos son algunos de los diversos productos que se pueden encontrar y disfrutar en esta comunidad.

Hay que destacar que otra de las maravillas son las venas donde nace el agua y que rodean toda la región de Canoas, por lo que no utilizan el servicio de agua embotellada, así pues, me encaminaron mis guías hasta llegar a una, donde tuve el privilegio de beber y disfrutar del sabor y la pureza que no se pueden describir en palabras.

En definitiva, hay que destacar que los paisajes acompañan al caminante en todas sus rutas, entre árboles, aves, vacas, becerritos y borricos, por mencionar algunos, hasta llegar al borde del río, con estanques de agua cristalina, bordeadas por piedras, sombras majestuosas de los árboles cuyas filtraciones de sol delineaban nuestros rostros generando una atmósfera majestuosa; con lo que se puede recordar a Sabines con su instinto poético que nos hace amar la tierra, la sal y a sus habitantes, que hacen de este lugar el paisaje onírico de realismo mágico.

Para concluir, hagamos nuestra la frase de Confucio, “Si sirves a la naturaleza, ella te servirá a ti”, y Canoas es una de las riquezas más puras que tiene Manzanillo gracias a que sigue resguardada por las manos de su gente. [email protected]