CAMPAMENTO

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UN AÑO SIN PAPÁ

Por: Jorge García Rendón

Todos los jueves por la tarde los esperaba ansioso, porque era el día que mi padre “descansaba”, lo tomaba como relax y le gustaba ir al cine Diana a ver sin importarle la película que exhibieran, cuando lo veía encaminarse y doblar por la calle Moctezuma, lo alcanzaba, porque ya sabía que iba al cine.

La única condición que me ponía para llevarme era que no estuvieran prohibidas, aunque yo le reviraba con un “no le hace, me tapas los ojos”, entonces me miraba serio como era, se sonreía un poco y movía su cabeza en señal de desaprobación.

Hace un año murió Albino García Corona, a sus 88 años prácticamente se dedicó a trabajar desde que nació, muy pequeño vivió en el poblado de Cuyutlàn, hijo de Jesús García  un salinero y jornalero, quien pronto murió y quedó su madre Susana Corona como jefa de familia y con media docena de hijos, unos murieron y sobrevivieron sólo Guadalupe, Julián, Albino y Luis.

Estudió y trabajó al mismo tiempo, sólo hasta cuarto de primaria, porque la prioridad era llevar dinero a casa para comer, desde niño aprendió el oficio de tablajero (matador de puercos) en el viejo rastro municipal, lo que hoy se conoce como Club de Leones de la Concordia, a través de las enseñanzas de su padrino Apolonio.

Como padre fue rígido y muy estricto con el vocabulario dentro y fuera de casa, además del cine, su afición fueron las funciones de box en televisión, todos los sábados a las 9 de la noche, las noticias con Jacobo Zabludovsky y las corridas de toros en su última etapa de adulto.

También veía el fútbol de vez en cuando y hasta llegó a meterse a ver jugar a los Jaguares de Colima al estadio San Jorge.

Desde muy joven tomaba grandes cantidades de cerveza y licor y por ello, uno de sus apodos “el alcohol”, aunque dejó de beber y nunca más lo volvió probar antes de cumplir los 30 años, también fue adicto al juego de cartas y llegó a ganar una casa a través de los naipes.

Si hay alguno de sus 11 hijos que “heredó” todas esas aficiones, sin duda que soy yo, aunque claro, mis hermanos pueden decir que efectivamente también ellos gozan de todos esos privilegios y placeres.

Pero sin lugar a dudas la herencia más significativa que pudo legarnos fue la del respeto, dignidad,  lealtad y honestidad, empeñar nuestra palabra y cumplir los tratos y sobre todo la bondad, NUNCA he conocido a un hombre más transparente que mi padre.

P.D. hoy 2 de julio a las 7:00 pm en el templo de San José celebraremos una ceremonia religiosa en memoria de mi padre a un año de su fallecimiento, quien guste acompañarnos será bienvenido.