Artículos de higiene personal escasean en Venezuela

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EXCELSIOR

Venezuela.- Jabón, champú, desodorante, afeitadoras y toallas sanitarias, lejos de ser artículos de belleza, son necesarios para la higiene personal y todos escasean en Venezuela, según un informe del Centro de Documentación y Análisis Social (Cendas).

Las mujeres venezolanas somos muy coquetas y nos gusta andar bellas y perfumadas”, dijo Diana Altuve, modelo profesional y quien participará en el certamen Miss Venezuela, en representación del oriental estado de Nueva Esparta.

Altuve destacó que sin embargo a muchas se les hace difícil conseguir los productos de belleza y de higiene personal que venían utilizando, ya que a raíz del incremento de precios, autorizado por el gobierno, los artículos desaparecieron de las farmacias y supermercados.

Señaló que las cremas suavizantes, las antiarrugas y las reafirmantes, las pinturas labiales y de uñas son de difícil consecución y cuando aparecen en alguna tienda especializada tienen precios prohibitivos.

Hemos llegado al extremo de que ni siquiera acetona se consigue, al igual que tintes, enjuagues y baños de crema para el cabello. Poco a poco nos iremos poniendo viejas y no habrá forma de disimular las canas y las patas de gallo”, dijo riendo de buena gana.

La prensa local ha publicado algunas recetas para fabricar desodorantes con bicarbonato y limón, mascarillas con frutas, y otros consejos de belleza, pero estas “fórmulas” no van con personas alérgicas o que tengan problemas de piel.

Martha Rivas, encargada de una boutique en la urbanización Altamira, al este de Caracas, afirmó que el sueldo que gana no le permite ahora estar bella, pues todas las cremas y productos de belleza aumentaron en forma exagerada, hasta en más de 200 por ciento.

A su lado Ana González, dependiente del mismo negocio, dijo que ella ya no busca productos de belleza porque con 500 bolívares que le cuesta una crema humectante compra dos kilos de carne o dos pollos bien grandes en los mercados populares del gobierno.

Mario Vitale, propietario de una peluquería en el centro de Caracas, dijo a su vez que la mujer venezolana hace infinitos sacrificios para su cuidado personal. “Nosotros nos preocupamos mucho, porque no conseguimos los productos que ellas solicitan”.

Por otra parte dijo que los precios en las peluquerías han aumentado y que por eso sus clientes no lo visitan con la frecuencia de antes. “Algunas vienen a la peluquería cada tres meses y no nos piden todos los servicios, como acostumbraban hacerlo”.

Vitale refiere que ahora tampoco puede satisfacer a sus clientes, porque le cuesta conseguir laca, silicón, cremas desrizantes, ganchos, pinzas, pestañas postizas, cera para peinar y algunos tintes. “A veces les digo a ellas que traigan sus productos, si los tienen”.

“Tuve que lanzar una promoción de un tratamiento capilar para atraer clientes. Ha resultado, pero muchos pagan a crédito y a veces con dos o tres tarjetas, el asunto es que la peluquería no está dando nada y estoy estudiando dedicarme a otra cosa”, se quejó con voz afectada.

Los estilistas de su salón se han convertido en químicos, mezclando y adaptando los tintes y rindiendo al máximo el agua oxigenada. “Le damos la vuelta para evitar que los clientes se nos vayan, pero lo malo es que nos estamos acostumbrando”, afirmó finalmente.