AL DESNUDO

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LLAMADOS EN EL DESIERTO

Por: Édgar Rodríguez H.

Cuando una ciudad carece de planeación y de ordenamiento urbano léase Colima, Villa de Álvarez y Manzanillo, por ejemplo, es mayor la probabilidad de que ocurran desastres ante la presencia de fenómenos naturales, como tormentas tropicales y ciclones, les dijo a quienes tuvieron  oídos para escuchar, no nada más oír sin inmutarse, en su reciente visita a la entidad, el  Director del Centro Nacional de  Prevención de Desastres, Enrique Guevara Ortiz, quien, para no dejar dudas, precisó que “la falta de organización al momento de urbanizar ha alterado el entorno y con ello se han establecido condiciones para que frecuentemente surjan inundaciones más severas en cualquier lugar del país”.

Los responsables de la dispersión de las ciudades, en Colima y en todo el país, tienen nombre y apellido, trátese de traficantes del suelo, fraccionadores, urbanizadores, desarrolladores de vivienda como los canadevis y de funcionarios permisivos y venales de los tres niveles de gobierno, pero nunca será llamadas a cuentas porque en este país poderoso caballero sigue siendo Don Dinero. En lugar de fajarse en serio para frenar en seco y revertir incluso la expansión de las manchas urbanas que provoca que la población en ellas asentada pierdan  el contacto con su entorno al grado de ignorar  los sitios por donde una lluvia extrema escurriría de forma natural, y subestime el consecuente riesgo  -tal como apunta Guevara Ortiz- las autoridades se van por la vía fácil del recuento de los daños y el arreglo de los destrozos causados para repetir la misma mecánica en el próximo evento meteorológico destructor.

Cierto es que, como el mismo funcionario federal afirma,  la falta de planeación y de ordenamiento urbano ha alterado el entorno y con ello se han establecido condiciones para que frecuentemente surjan inundaciones más severas en cualquier lugar del país,  y que sus  efectos negativos son imputables en gran medida a la actividad humana, la ubicación de las viviendas en zonas bajas cercanas a los ríos y costas, y a la deforestación; también verdad es que entre más presumen los gobiernos de su compromiso institucional con la planeación, más carecen de ella.
Los llamados atlas de riesgo  permiten identificar las zonas con alto peligro de inundación, pero se sigue permitiendo que la gente siga viviendo en ellas a sabiendas de lo que cada año puede esperarle. Tampoco se respetan los usos de suelo ni se atienden las normas de desarrollo urbano pensadas  para prevenir el impacto negativo de las fuerzas de la naturaleza. De todos es bien sabido que, como les recuerda el Director del CENAPRED, que la urbanización de las ciudades provoca que el suelo se cubra con una capa impermeable de concreto o asfalto que no permite que el agua de la lluvia penetre en el suelo y se generen estancamientos; también, que la basura que se tira en la calle tapa alcantarillas y ocasiona que su capacidad no sea suficiente para conducir grandes volúmenes de agua. ¿Y?

Llamados como el que hace el  Director del Centro Nacional de  Prevención de Desastres, Enrique Guevara Ortiz, más los que en adelante se acumulen, correrán la misma suerte que los que se han formulado en ocasiones anteriores: caerán en el desierto a pesar de tanta agua.

 SE DICE QUE…

*En el marco de  conferencia magistral “Experiencias Exitosas de Ciudades Compactas en Latinoamérica”, el presidente municipal de Colima, Federico Rangel Lozano, indicó que ante los viejos y nuevos retos de la ciudad su administración se prepara para dar respuesta y encontrar soluciones, con una mirada en la gobernanza y la inclusión social.

*El PAN en Colima se ha salvado de la amenaza de cooptación que sobre el pendía. Su nuevo dirigente estatal, Salvador Fuentes Pedroza, preparado está para fortalecer la identidad del panismo colimense, diferenciarlo con toda claridad de otras expresiones partidistas y hacerlo más competitivo de cara a lo que vendrá en el 2015.