Jorge Martínez |HMXtv|OVACIONES
¡Queremos creer, necesitamos creer…!
A dos días de la inauguración de la Copa del Mundo Brasil 2014 y a tres del debut del Tricolor, es cada vez más intensa la sensación de nerviosismo, euforia y alegría; comenzamos a creer que sí se puede y sale a relucir el patriotismo, nacionalismo y la civilidad. El creer, se convierte en una necesidad cada vez mayúscula que nos obliga a cargarnos de optimismo, nutrirnos de satisfacción y empalagarnos de entusiasmo.
El creer, es el único pretexto que verdaderamente nos motiva y nos alienta; es el motor generador de nuestras quimeras, fantasías, ilusiones, sueños, invenciones, idealizaciones e incluso, hasta de alucinaciones.
Si logramos creer en el Tricolor de la misma manera, todos juntos y al compás de un mismo ideal y de un común anhelo, tal vez pudiera materializarse esa energía que ha tratado de ejercer en todos los sectores y por todos medios, el “Piojo”, cuando se refiere que él va a llegar a la final y traerá por primera vez a casa –México- ese pequeño pero tan rimbombante monumento de 36.8 centímetros de alto y un peso de 6.175 kg.
Podemos decir todavía que Herrera “se voló la barda”, mañana quién sabe. ¿Pero si no creemos hoy entonces hasta cuándo?, ¿ese sueño guajiro al cual aspiramos desde hace muchísimo tiempo podrá dejar de ser algún día una ilusión óptica para nosotros?… Dicen que los mediocres le tienen miedo a las alturas, no creo sea nuestro caso; ¡y claro!, creer no es suficiente, se necesitan más argumentos para volar alto, sobre todo dentro del terreno de juego, donde no nos va muy bien que digamos.
El Tricolor es un invitado frecuente en los más de 80 años de esta competencia internacional, Brasil 2014 será el Mundial número 15 para los nuestros quien han estado presentes desde la primera edición de este certamen en Uruguay 1930, con solo cinco destierros: Italia 1934, Francia 1938, Alemania 1974, España 1982 e Italia 1990.
La presencia de México en las justas mundialistas se puede traducir a costumbre, sin embargo pese a ser un rostro conocido incluso respetado por muchos en los Mundiales, son escasas las participaciones destacadas que el tricolor ha tenido. Fíjese usted, si hablamos que fue hasta Suecia 1958 que el cuadro mexicano logró su primer punto mundialista al igualar 1-1 con Gales, y hasta Chile 1962 cuando probó las mieles de la victoria con un 3-1 frente a Checoslovaquia, entonces hablamos de una fruta que tardó mucho en madurar, incluso sigue inmadura pero ahora dentro de un invernadero con tratamientos especiales.
El quinto juego se ha vuelto una obsesión, ofuscación, preocupación y obstinación, hoy me atrevo a decir que ya es un trauma. Y justamente así lo percibía Manuel Seyde, un periodista de la “vieja escuela” quién bautizó a la selección nacional como: “ratoncitos verdes” (miedosos y corriendo tras el balón sin idea), justo en el marco del Mundial de Inglaterra 1966. Este apodo se consolidó en la década de los 70´s cuando México fracasó en el pre mundial de Haití, lo que le impidió llegar a la Copa del Mundo Alemania 1974.
Dicen que solo de locales avanzamos y es verdad, en México 1970, “los ratoncitos verdes” dieron la campanada avanzando a la segunda ronda por que no existían los 8vos de final, para fortuna, pero fue en cuartos de final donde Italia los eliminó con una goleada de 4-1 en La Bombonera de Toluca. La última vez que México (ya con el mote de equipo Tricolor) accedió al quinto partido donde los alemanes se encargaron de matar el sueño mexicano desde los once pasos luego de empatar 0-0 en tiempo reglamentario.
Considero que las actuaciones Tricolores no han estado a la altura de su explotación comercial. Hoy en Brasil 2014, surge de nueva cuenta la necesidad de creer, hoy tenemos la oportunidad de recuperar ese nacionalismo que alguna vez abandonamos al salir de la primaria o secundaria cuando escuchábamos el himno nacional y todos nos sentíamos soldados.
Motivemos e incentivemos ese espíritu para sanar nuestras fecundas ilusiones rotas. No seamos cómplices de una empatía social, ¡creamos, se vale creer… necesitamos creer!
¡Sin que nos gane el sentimiento, hasta la próxima!
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